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EN BUSQUEDA DEL EQUILIBRIO

EN BUSQUEDA DEL EQUILIBRIO

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Los individuos, a lo largo de la historia de la humanidad nos hemos ido agrupando de acuerdo a las necesidades propias del momento hasta convertirnos en una sociedad más o menos organizada con objetivos a veces comunes y otras no tanto. A lo largo del proceso de organización y una vez completado este nos hemos encontrado con eventos, problemas y vicisitudes frente a los cuales nuestra primera reacción es encontrar la solución mágica que los acorte, solucione o elimine. Una ilusión propia de quien debe enfrentar una realidad que no es más que una construcción subjetiva, una experiencia creada por nuestro cerebro. 

Decimos que somos seres racionales cuando en realidad somos seres emocionales que razonan y esto se debe a que en el proceso evolutivo primero fueron las emociones y luego el raciocinio. El mantener un equilibrio entre ambos no es sencillo por eso es que a lo largo de los tiempos buscamos con ansia la solución mágica teniendo la ilusión que el resultado sea el esperado. Como siempre, es recomendable visitar la historia que nos muestra el camino hacia el presente y cómo podemos modelar el futuro, en este caso “la magia” también llamada ilusión. Veamos. 

Para la mayoría de los historiadores la magia es algo primitivo, desde el principio de los tiempos buscaba respuestas a fenómenos naturales que nuestros antepasados no podían comprender. A través de personajes que canalizaban esas energías comienzan los mitos y leyendas que permanecen en su historia; estos personajes como druidas, sumos sacerdotes, brujos o magos a quienes los individuos acudían en búsqueda de auxilio para resolver un problema o evento se convierten de manera primitiva en líderes de esas comunidades. Julio Caro Baroja (1914-1995) sostuvo que en el mundo antiguo religión y magia formaban parte de un único sistema, sus ritos estaban con frecuencia unidos por actos mágicos y que cada creencia religiosa contaba con su particular magia. 

Con el correr de las centurias, religión y magia se separan siendo ésta última ferozmente perseguida por la primera. 

La palabra magia proviene del latín “magía” derivada del griego “mageia” y “magike” que es el femenino de “magikós” que a su vez proviene de los magos, miembros de la clase sacerdotal y erudita. En la antigua Persia el término usado era “magus” que significaba ser capaz o tener la capacidad. En el texto más antiguo de la India, el Rig-veda se menciona en sanscrito el término “maia” que significa ilusión, irrealidad, engaño, fraude, truco. Como vemos la etimología de la palabra ya nos adelanta la idea. 

Un dibujo en la pared de una cámara mortuoria egipcia de la ciudad de Beni Hassan, se cree trazado en 2200 a.C muestra a dos hombres haciendo lo que parece un truco de ilusionismo con un par de cuencos. No es sino hasta 1825 cuando el aventurero ingles Henry Westcar (1795-1849) descubre el luego denominado papiro Westcar que resulta ser el primer documento que describe una función de magia realizada por el mago Djedi en la corte del faraón Keops (?-2566 a.C) en cuya corte el arte del ilusionismo contaba con una categoría especial. 

De esta referencia histórica en adelante la magia fue manifestándose en las sociedades como algo indescriptible y hasta sobrenatural para los individuos de la época. Aquellos que contaban con la habilidad de engañar con trucos e ilusiones no sólo a las comunidades sino también a la clase gobernante-dominante eran, en muchos casos, los consejeros de las decisiones de éstos. Los siglos fueron transcurriendo y la magia fue confundiéndose con brujería, chamanismo y otros tipos de manejo y control de la población a través del miedo, la ilusión y el sostenimiento en las culturas de la dependencia del hombre a lo sobrenatural. 

Con el desarrollo de las religiones, en especial la cristiana todo se torna más complejo al manifestarse un conflicto entre la magia (léase brujería para entonces) y la religión. El control de las sociedades era un desafío para ambas, una estructurada como iglesia y la otra dispersa en muchos charlatanes, aunque ambas basadas en el temor a algo, sea un dios o muchos o por qué no, un efecto natural. Entre los siglos XI y XV transcurre la Edad Media, período en el que los reyes y feudales controlan Europa, el mundo para entonces, teniendo la iglesia cristiana un papel preponderante sobre todo en la persecución de todo aquello que sugiriese brujería, chamanismo y magia en virtud de sostener su primacía en las cortes y el control de la sociedad. 

Es recién en el siglo XIX cuando el ilusionismo resurge con fuerza a través de dos maestros y un discípulo, Jean-Eugene Robert (1805-1871) francés, más conocido como Robert Houdin (tomo el apellido de su esposa como suyo) y Henry Kellar (1849-1922), americano. El discípulo, Erik Weisz (1874-1926) húngaro, quiso honrar a sus dos ídolos/maestros usando el nombre artístico de Harry Houdini quien llevo el escapismo e ilusionismo a un nivel de renombre para la época siendo aún hoy un referente e icono de la disciplina. 

Ya entrado el siglo XX y gracias a Houdini es que el ilusionismo pasa a formar parte de la industria del entretenimiento que hoy conocemos la que cuenta con infinidad de profesionales de nivel destacándose entre ellos, Doug Henning (1947-2000) canadiense, ilusionista y político, si, leyó bien, político, presentó el primer show de magia televisado en el mundo el 26 de diciembre de 1975. 

El otro ilusionista más importante aún es David Seth Kotkin (1956) conocido como David Copperfield considerado el mejor ilusionista comercial de todos los tiempos llegando a convencernos en 1983 que había hecho desaparecer la estatua de la Libertad; todos lo vimos y creímos en la ilusión para luego despertar en la mañana con la estatua en su lugar (link video en Fuente) 

Las sociedades a lo largo de la historia han sido manipuladas de una u otra forma para el logro de diversos objetivos sean personales o grupales. En la política, el arte de la magia ha tenido y sigue teniendo una importancia vital para alcanzar lo que se propone, 

Con la ilusión de contar con más territorio, materias primas, tesoros, en fin todo aquello que pueda usarse para manipular a los individuos, las sociedades han sido llevadas a las más cruentas guerras a lo largo de la historia, dándose cuenta luego de que la ilusión era solo eso, ilusión y que la realidad estaba sujeta a otros objetivos. 

La Revolución Francesa (1789), resultado de las presiones impositivas impuestas por Luis XVI y su grupo de cortesanos, ilusiono a un pueblo que se rebeló bajo influencia de los líderes del momento sin embargo una vez logrado el objetivo, una nueva casta de demócratas liberales reinstalaron los impuestos para poder mantener el nivel logrado; algo si quedó, el conocimiento del manejo de la magia política para que los individuos sintiesen que estaban mejor que antes. 

La Revolución Industrial I y II (1775-1914)) promovió la idea de “todos a trabajar y ser independientes de feudos”, sin embargo generó un tipo diferente de esclavitud que pudo ser superada más de un siglo después. En la América del siglo XIX las independencias son el resultado del manejo de la magia política para convencer a la sociedad del momento de la necesidad de liberarse de España para ser independientes cuando en realidad, fue una trama de la clase burguesa para obtener el beneficio de no ser suplidores exclusivos del reino español sino también poder hacerlo con Inglaterra. Una vez más el ilusionismo de la patria libre y soberana quedó sujeto al interés de unos pocos “magos” que supieron ilusionar a la sociedad. 

Siguiendo el ejercicio, si tuviésemos que reflejar el siglo XX este blog se convertiría en un libro de cientos de páginas, pues durante ese periodo la política ha hecho uso del arte de la magia de una manera más que eficaz para alcanzar los objetivos propuestos, aunque esto es tema de otro blog. 

¿Cómo han respondido las sociedades a la magia política? ¿Cuántas veces se han dado cuenta que compraron una ilusión? y si lo hicieron, ¿por qué volvieron a dejarse convencer a pesar de conocer el truco? 

La respuesta a estas preguntas con seguridad nos las hacemos cada vez que descubrimos una vez más el truco realizado por el mago, sin embargo, nos gusta el truco a pesar de conocer el final. Aquí entonces es donde se rompe el equilibrio entre emoción y razón. Ya dijimos que no somos seres racionales sino emocionales que razonamos; ¿pero lo hacemos? ¿Por qué sigue privando la emoción dejándonos convencer a pesar de haber visto ese truco una y otra vez? ¿Cuándo aplicaremos la razón poniéndole a la misma la emoción que esta necesita? ¿Dónde está el equilibrio? 

Este evento planetario que vivimos hoy y que en su comienzo esperábamos la solución mágica con ilusión nos debe llamar a reflexión puesto que, no es un truco, no hay solución mágica y lo que hemos logrado como sociedad para superar el evento ha sido organización y disciplina; asumir que cuidándonos individualmente lo estamos haciendo con el otro y viceversa, en fin, todo lo logrado ha sido por los propios individuos usando la razón sin dejar de lado la emoción, enfrentando una realidad común y descartando la magia como solución. 

Quizás sea este el momento de avanzar como sociedad una vez más en búsqueda del bienestar común con una sola premisa, la magia es solo entretenimiento. 

Antonio Delgado
Senior Consultant & Coach

Fuente: Las brujas y su mundo J Caro Borja, Magia y cerebro, Martínez-Conde, Susana
y Macknik, Stephen L., Equilibrio, D. L Rosetti, The American Experience-Houdini:
Unlocking The Mystery. Youtube.com, David Copperfield Liberty video
https://youtu.be/qXQqrXljnm8